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Errepar29/03/2023
La web3 se basa en tecnologías como las redes blockchain, la criptografía y los contratos inteligentes
Periodista especializado en criptomonedas
Las plataformas creadas en los últimos años distan mucho del internet antiguo y permiten hacer cosas antes impensadas.
La World Wide Web, web o simplemente la internet nacida en los noventa ha mutado radicalmente en sus tres décadas de vida. Hoy, se enfoca no solo en la interacción entre los usuarios, sino también en la posibilidad de ser dueño de lo que cada uno produce y ofrece al resto de los usuarios.
El término web3 dispara las alarmas en muchas personas, quienes solo lo ven como una estrategia de marketing para promocionar los negocios que un individuo o empresa pueda tener en línea.
Más allá de esta discusión, es preciso aclarar de qué se trata para partir todos desde la misma base. La web3 se basa en tecnologías como las redes blockchain, la criptografía y los contratos inteligentes para permitir un modelo descentralizado, sin la intervención de un ente central que almacene y administre la información.
Esto la diferencia de los modelos anteriores. En las primeras páginas web que existieron, el usuario era solo consumidor de un contenido estático. Una vez que leía o veía lo que contenía un sitio, allí se acababa su campo de acción.
En los 2000, esto cambió con la llegada de foros, blogs y redes sociales. Todas estas plataformas, que componen la denominada web2, habilitaron la interacción entre las personas, que ahora podían publicar sus propias ideas de manera sencilla y obtener respuestas de otros de forma instantánea. Sin embargo, quienes ganan dinero con ese modelo son las empresas, que venden anuncios en esas plataformas que la gente usa y, en casos, comercian también los datos de sus usuarios.
La web3 busca ir un paso más allá en estos sentidos. Por un lado, algunas plataformas creadas en protocolos blockchain del estilo de Nostr, como Damus y Amethyst, permiten a los creadores de contenido ser dueños de lo que publican y hasta recibir propinas por ello. Con ese fin, implementan la red Lightning de Bitcoin para el pago de propinas con una novedosa función que se denomina Zaps.
Por otro, se desarrollan también servicios de mensajería como Keet, que se basa en criptografía y relés (y no en servidores centralizados) para distribuir información de forma cifrada y segura.
Los protocolos de finanzas descentralizadas, también llamados DeFi, son otro ejemplo de web3. En este caso, buscan eliminar al intermediario de los sistemas financieros tradicionales para permitir transacciones (compra o venta de criptomonedas, liquidación de préstamos, etc.) que se ejecuten de forma automática a través de contratos inteligentes.
Ahora que entendemos a grandes rasgos cómo funciona, podemos ser un poco más precisos con respecto a los objetivos que tiene la web3. Estos son los principales:
Todo lo descrito con anterioridad da pie a la formación de un nuevo modelo económico para la internet. Las criptomonedas, que se basan en criptografía y en cadenas de bloques, son el activo de intercambio por excelencia en estos esquemas.
Las blockchains con las que funcionan las criptomonedas funcionan como un gran libro contable que no se puede modificar sin alterarlo por completo (lo que demandaría un esfuerzo computacional gigantesco). Además, ese libro no se almacena en un solo dispositivo, sino en miles, interconectados y sincronizados.
Uniswap, exchange descentralizado líder en la red Ethereum.
La web3 se vale de esa estructura de datos no solo para intercambiar información, sino para implementar el uso de las criptomonedas para la transferencia de valor en sus aplicaciones descentralizadas, ya sean redes sociales, servicios de mensajería, protocolos DeFi, organizaciones autónomas descentralizadas (DAO) o cualquier otra.
Incluso es posible crear tokens —criptomonedas que no tienen una blockchain propia, sino que usan otra ya existente— para el intercambio de valor en una plataforma determinada.
Muchas aplicaciones, como Uniswap, Curve o PancakeSwap, por nombrar algunas, tienen su propio token. Incluso se especuló en su momento con que Twitter (una plataforma emblema de la web2) crearía el suyo para el envío de propinas entre usuarios, aunque esto finalmente no pasó.