Responsabilidad por accidente aéreo tras 14 años de investigación

Erreius08/05/2023

Para un tribunal parisino, había responsabilidades civiles de las firmas, pero no penales

La Justicia francesa absolvió al constructor europeo de aviones Airbus y a la compañía Air France por el accidente del vuelo AF447 Río-París ocurrido en 2009, en el que murieron 228 personas, y por el cual fueron juzgadas por homicidios involuntarios.

De acuerdo a lo explicado por los integrantes de un tribunal de París, debieron determinar si el accidente se produjo por una falta de preparación de los pilotos, atribuible a Air France; a un fallo del dispositivo de medición de la velocidad, que sería responsabilidad de Airbus; o si se debió a una impericia de los conductores de la aeronave, fallecidos en el siniestro.

Tras casi catorce años de investigación, absolvieron a las dos empresas, al considerar que, si bien cometieron “faltas”, no había pruebas suficientes que acrediten un nexo causal directo entre las decisiones de las compañías y el accidente.

La investigación oficial concluyó que varios factores contribuyeron al choque, como errores del piloto y el congelamiento de sensores externos de la aeronave.

Responsabilidad penal de la fabricante y la aerolínea: las posturas

Durante todo el juicio, los representantes de Airbus y de Air France sostuvieron que las empresas no cometieron ningún delito penal y solicitaron la absolución porque consideraron que estaba “técnica y jurídicamente justificada”.

En tanto, la fiscalía del Estado pidió la absolución de las compañías al señalar que no se habían encontrado suficientes pruebas para condenar penalmente a las empresas y atribuyó la mayor parte de la responsabilidad a los pilotos.

Esta requisitoria no fue aceptada por la asociación Entraide et Solidarité AF447, que representa a los familiares de las víctimas, ya que a su entender “carga exclusivamente contra los pilotos, en favor de dos multinacionales”.

Por su parte, los abogados de Airbus también culparon a los errores de pilotos, mientras que los representantes de Air France dijeron que la causa del choque nunca se sabrá con exactitud.

Ambas firmas enfrentaban multas de hasta 219.000 dólares cada una si eran condenadas. De acuerdo a los especialistas del sector, se trata de una suma que apenas es una fracción de los ingresos anuales de las multinacionales, pero habría tenido consecuencias en toda la industria de la aviación.

Responsabilidades civiles, no penales

Durante el juicio, se puso de relieve las diferencias expuestas entre ambas empresas por los crecientes problemas en las sondas Pitot. Las firmas se acusaron mutuamente durante el juicio en este punto.

Aunque el tribunal no encontró infracciones penales de las compañías, consideró que Airbus y Air France tienen responsabilidad civil sobre lo sucedido y les ordenó que compensen a las familias de las víctimas. No se especificó una cifra concreta, aunque fijó una audiencia para el 4 de septiembre para determinarlo.

Al anunciar el veredicto, uno de los jueces enumeró los actos de negligencia por parte de ambas compañías. Explicó que el fabricante del avión cometió “cuatro actos imprudentes”, como la no sustitución de un modelo de sonda (llamada de Pitot), que parecía congelarse más a menudo en la flota A330-A340, dada la multiplicación de incidentes en los meses anteriores al accidente.

Además, consideró que la empresa ocultó información a las compañías aéreas y que debería haber actualizado sus sistemas de alarma que avisaban de la pérdida de altura, remarcando que en el modelo A330, la pantalla de navegación principal no advertía del problema con un mensaje.

El fallo también sostuvo que Air France cometió una “imprudencia culposa”. No obstante, para el tribunal, en el ámbito penal “una relación de causalidad probable no es suficiente para tipificar un delito”, ya que se debió haber demostrado que sin esos errores “no se hubiese producido la muerte de las víctimas”.

¿Cómo fue el accidente?

El 1 de junio de 2009, el vuelo AF447 de Río de Janeiro a París desapareció de los radares y se estrelló en plena noche cuando sobrevolaba el océano Atlántico tratando de sobrepasar una tormenta tropical. Los 216 pasajeros y los 12 tripulantes que iban a bordo murieron.

Tomó dos años encontrar el avión y sus dispositivos de grabación en el fondo del océano, a más de 4.000 metros de profundidad.

Las cajas negras confirmaron que los pilotos, desorientados por un fallo en las sondas de velocidad Pitot, atravesaron una zona de turbulencias y no aplicaron el protocolo adecuado ya que elevaron la posición del aparato hasta que este perdió su horizontalidad.

Ello colocó en situación de caída libre (que se produjo en menos de cinco minutos) a la aeronave, que finalmente colapsó a 1.150 kilómetros de las costas de Recife, en el nordeste de Brasil.

Los jueces intentaron entender las reacciones de la tripulación en la cabina de mando, pero también la peligrosidad, en aquel entonces, de las diferentes sondas Pitot.

Después de aquella catástrofe, el modelo de esa sonda que llevaba el Airbus del vuelo AF447 fue reemplazado en todo el mundo. Además, se realizaron otras modificaciones técnicas y se reforzó la formación a la pérdida de altitud y al estrés de la tripulación.

La Fiscalía había solicitado que solo Air France fuera enviada a los tribunales, pero los jueces de instrucción desestimaron el caso en 2019. Este sobreseimiento fue recurrido y el organismo público pidió entonces que ambas compañías comparecieran de nuevo ante el tribunal. Ahora, fueron absueltas.