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Errepar07/02/2023
Rosana Laureyro nos propone cambiar el foco y centrarnos en las cosas que nos motivan
Coach Ejecutiva, Mentora en Desarrollo Profesional, Contadora Pública
Lo que estamos haciendo no nos gusta. Algo que antes nos atraía, nos generaba curiosidad, alegría, sensación de bienestar por el valor que aportábamos, es como si hubiera desaparecido.
. Pensar en comenzar las tareas se vuelve un sufrimiento.
. Nos cuesta el lunes. Y el martes. Y el resto de la semana.
. Tener que generar una reunión con cierto cliente te da dolor de cabeza (tip extra: atención a ese “tengo que” 😊)
Te invito a hacer un alto. ¿Alguien te está obligando? ¿Están generando, a propósito, ciertas situaciones? ¿Alguien te está presionando porque esa es tu única opción? NO.
Quizás, entonces, hay un tema con tu motivación, y la perspectiva que le estamos dando a las situaciones. Donde no podés ver lo bueno. Donde quizás, hay formas de reconectar con la satisfacción de tu trabajo, de encontrarle sentido en lo que hacemos cada día.
¿Cómo? Te comparto tres aspectos que SI dependen 100% de vos:
1.Hacé algo con tu hoy, porque desde la queja, desde lo que está mal, desde lo que no sale como a vos te gustaría, difícil ver algo positivo (aunque lo haya).
Atención a los pensamientos que te repetís una y otra vez. Con los estímulos que te recuerdan todo lo que no funciona. Podés cambiar tu foco. Podés dejar de ver el noticiero antes de dormir. Podés salir a caminar media hora. Podés sacar de la bandeja de recibidos ese email que ya leíste 20 veces y cada vez te enoja más. Dale lugar a los SI, a lo que te hace bien.
2. ¿Por qué continuás en ese trabajo? Amigate con el/los motivos para ello. Lo económico, los beneficios, la comodidad de la cercanía a tu casa, la certeza de un sueldo a fin de mes, los compañeros, que te dan libertad: lo que sea. Pero seguro, hay.
3. Y ya desde otro estado de ánimo, preguntate. Si no fuera eso, ¿qué es lo que quisieras estar haciendo? (muchas veces, no lo sabemos). Si es tu caso, espacio para explorar.
Si sabés lo que querés, ¿qué te detiene? Aquí, seguramente están tus miedos (reales, o no).
Y por último, la gran clave: ¿Qué estás dispuesto a hacer?
Para mí, tiene mucho de ilusión pensar que siempre vamos a estar con una motivación alta en todo lo que hagamos. O que lo que hace 3 años atrás nos parecía genial, hoy siga emocionándonos de igual manera.
Pero sí es cierto, que podemos cambiar a dónde llevamos nuestra atención, dejar de compararnos con otros (porque en general, tenemos mucho más que otras personas, y eso no lo vemos... vemos lo que nos falta); y que si algo no nos gusta, y de verdad queremos hacer algo distinto... podemos (así sean pasos pequeños, pensando no en el “ya”, sino a mediano / largo plazo).