Qué es la huella de carbono, el gran nuevo desafío en las empresas

Erreius05/06/2023

En el Día Mundial del Medio Ambiente, Fernanda Santágata señala que la actitud de una marca hacia los temas ambientales define su futuro

En los últimos años una nueva expresión se impuso en relación al impacto que tienen las prácticas corporativas sobre la naturaleza. Se trata de la huella de carbono, un concepto que atraviesa todas las industrias y todos los rubros del mercado. Hoy, 5 de junio, Día Mundial del Medioambiente, una vez más, se renueva la discusión pública sobre cuestiones ambientales en el ámbito empresarial.

En el presente la misión, la visión y los valores de una marca se encuentran cada vez más visibles para todos los consumidores. En este contexto, las políticas de sustentabilidad son clave. Sin embargo, aún falta mucha información sobre por qué es tan importante educar y trabajar sobre este indicador.

¿De qué hablamos cuando decimos huella de carbono? ¿Por qué las organizaciones deben apuntar el tema en sus agendas de forma inmediata? ¿Quiénes son los actores involucrados en cada empresa? ¿Por dónde empezar a introducir el tema ambiental en los equipos?

 

Para entender la huella de carbono

 

Si se trata de ecología, la organización Greenpeace es una voz autorizada en la materia. Desde el sitio web de la ONG se define a la huella de carbono como “una métrica que calcula la totalidad de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI)”. Esta explicación alcanza a personas, empresas, productos, servicios o cualquier tipo de actividad individual o grupal.

Cabe aclarar que estos gases producen calentamiento global y su efecto permanece en el planeta por cientos de años. En este sentido, conocer el nivel de GEI equivale a comprender cuán perjudicial es un agente para la preservación del medio ambiente. Por lo tanto, el volumen de huella de carbono determina cuán contaminante es un actor social.

Para tomar medidas reales y con el objetivo de enfrentar el cambio climático se celebró el Acuerdo de París en el año 2015. Esa cumbre organizada por Naciones Unidas dejó un documento histórico de compromiso para reducir el índice de GEI en todo el mundo. Para ello, se consideró a la huella de carbono como una herramienta fundamental para la medición de forma particular y social, local e internacional.

Desde 2016, momento en el cual entró en vigencia el acuerdo, hasta hoy el término se popularizó y difundió en medios especializados, pero también en los masivos. De igual modo, la problemática llegó a las pequeñas y medianas empresas. Entonces, quienes toman las decisiones corporativas ya tienen la responsabilidad de involucrarse y poner en marcha medidas concretas.

 

Por dónde empezar

 

Según la CEPAL para conocer la huella de carbono de una organización se debe analizar todas y cada una de las actividades que allí se realizan. Este estudio incluye la verificación de los materiales con los cuales se trabaja, los procedimientos de elaboración de productos, los usos de elementos técnicos y tecnológicos y la gestión de residuos, entre otras cuestiones.

Además, el organismo dependiente de la ONU afirma que para las empresas es importante involucrar y comprometer a todos los integrantes de todos los equipos. Para poder sostener políticas ambientales eficientes en un grupo, grande o pequeño, es esencial que cada integrante comprenda el alcance de sus decisiones, acciones y tareas cotidianas.

Pacto Mundial, iniciativa de la ONU que lidera la sostenibilidad empresaria en el mundo, propone que las compañías trabajen en la reducción de sus huellas de carbono. Para eso, se ofrece una guía de pautas que, según los expertos de PM, “facilitarán el camino”. Estos son los cuatro pasos destacados:

1 – Creación de un inventario de Gases de Efecto Invernadero o GEI: En el inicio hay que confeccionar un registro de las emisiones que emite la empresa. Es necesario diferenciar las que son controladas de forma interna y las que provienen de agentes externos que colaboran con las operaciones. Estos monitoreos deben realizarse periódicamente de manera anual.  

2 – Cálculo de emisiones: Se recomienda la utilización de protocolos internacionales, los más comunes son GHG Protocol o Greenhouse Gas Protocol Corporate Standard. También hay que incluir herramientas de cálculo de reporte de las emisiones. Lo indicado son las calculadoras, softwares abiertos y gratuitos, que, por lo general provienen de las entidades públicas.

3 – Establecimiento de objetivos científicos: Los expertos aconsejan organizar un plan con criterios claros a mediano y largo plazo. Para eso, la sugerencia es el apego a los criterios científicos. Por fin, fijar y comunicar cuales son los objetivos en una puesta en común para establecer un compromiso real.

4 – Desarrollo del plan de reducción de emisiones GEI: Entes gubernamentales y espacios de la sociedad civil ofrecen programas de instrucción y educación para la reducción de huella de carbono a empresas. En general, se establecen programas cortos y de aplicación sencilla y concreta para facilitar su rápida concreción.

Con la revolución tecnológica y las transformaciones sociales, las agendas que incluyen el cuidado del medio ambiente son casi una obligación corporativa. Los intereses de los nuevos consumidores y el recambio generacional de talentos dan cuenta que la actitud de una marca hacia los temas ambientales define su futuro. Porque hoy cada nombre propio aporta algo a su comunidad y eso lo hace memorable.