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Errepar12/06/2023
La ley 26064 instituyó el 12 de junio de cada año como Día Nacional contra el Trabajo Infantil
En el Día Nacional contra el Trabajo Infantil (conf. Ley 26064), te acercamos material de lectura para conmemorar esta fecha, en el que la autora Liliana H. Litterio alerta que en nuestro país sigue habiendo trabajo infantil que se ve a simple vista, trabajo infantil poco visible y trabajo infantil invisible, y los tres son crueles, cada uno a su manera.
Lo decimos siempre: el trabajo infantil es el tema más conmovedor del derecho del trabajo. Y más aún si se trata de sus peores formas.
Su relevancia fue reconocida desde sus inicios por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), aunque no siempre con la misma adhesión por parte de los Estados miembros.
En verdad, el interés del organismo por los niños estuvo presente desde el momento de su creación y se mantuvo activo durante el transcurso de sus, ahora, 101 años.
Por eso, dos de los ocho convenios fundamentales calificados como tales por el Consejo de Administración del organismo, son los 138 y 182, y ambos contienen uno de los principios y derechos laborales fundamentales incluidos en la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo (1998), cual es la abolición efectiva del trabajo infantil.
El convenio 138 sobre la edad mínima, de 1973, que según su preámbulo puede ser citado como el convenio sobre la edad mínima, de 1973, fue ratificado por nuestro país el 11/11/1996.
Se encuentra complementado por la recomendación 146 sobre la edad mínima, de 1973 (que puede ser citada de la misma forma que el convenio).
El convenio 182 sobre las peores formas de trabajo infantil y la acción inmediata para su eliminación, de 1999, fue ratificado por nuestro país el 5/2/2001 y, según su preámbulo puede ser citado como el convenio sobre las peores formas de trabajo infantil, de 1999.
Lo acompaña la recomendación 190 sobre las peores formas de trabajo infantil y la acción inmediata para su eliminación, de 1999 (que puede ser citada de la misma forma que el convenio).
Del último convenio mencionado nos vamos a ocupar en el presente artículo.
Al convenio 182 le costó llegar a las oficinas de la OIT, pero cuando lo hizo fue muy bienvenido.
Cuenta la historia que en 1997 una amplia alianza de la sociedad civil, compuesta por organizaciones no gubernamentales, organizaciones de trabajadores y grupos de defensa de los derechos del niño y de los derechos humanos, lanzó la conocida como Marcha Mundial contra el Trabajo Infantil.
Según se relata, esa marcha global fue promovida por las propias víctimas, así como también por redes de sindicatos, profesores y organizaciones de la sociedad civil. Desde los inicios de 1998 cruzó 103 países de Asia, África, América latina, Norteamérica y Europa y convocó a alrededor de 15 millones de simpatizantes, quienes como una sola voz y fuerza visibilizaron y pusieron en la agenda mundial la realidad del trabajo infantil.
La marcha culminó en Ginebra a comienzos de junio de ese año, coincidiendo con la celebración de la Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT, en donde tuvo lugar la primera discusión del proyecto de nuevas normas laborales internacionales sobre las peores formas del trabajo infantil. Esa marcha, a la cual se sumaron delegados de la conferencia, se dirigió hasta las respectivas sedes de la OIT y de las Naciones Unidas y entregó su mensaje a los delegados de la Conferencia Internacional del Trabajo. Los integrantes de la marcha entraron en el salón del pleno de la conferencia llevando pancartas y pidiendo la eliminación del trabajo infantil y el apoyo al proyecto de convenio de la OIT para la eliminación de sus peores formas.
En la marcha global los propios niños trabajadores bregaron por ir a la escuela y no ser llevados a trabajar. Por ejemplo, una niña picapedrera habría dicho lo siguiente: “Los niños son el futuro del país, pero si están trabajando, yo quisiera preguntarle a los gobiernos, ¿cuál es su futuro?”. Es que la práctica, demasiado común, de usar a niños, niñas y jóvenes como criados, soldados, prostitutas, trabajadores agrícolas o incluso traficantes de droga es considerada una deshonra para el conjunto de la humanidad.
Aparentemente esa marcha habría sido el motor de importantes acciones, entre las que se encuentra nada menos que la aprobación del convenio 182 de la OIT sobre las peores formas de trabajo infantil, de 1999.
Evidentemente, su llegada al mundo de los niños, los adolescentes y los adultos era imprescindible.
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