Auditorías contables: la Inteligencia Artificial (IA) registrando procesos y bienes

Errepar21/10/2022

La autora analiza los desafíos que plantea la tecnología y los cambios a los que los profesionales debemos adaptarnos en defensa de nuestras incumbencias

Cada vez veremos con más frecuencia que la tecnología cambia las operaciones de los entes económicos. Tenemos asistentes que responden consultas que hacemos, agendan actividades, nos permiten comprar dando una orden en una tienda online, etc. Si viajamos y alquilamos un Tesla, vemos cómo puede manejarse solo y si no le damos la asistencia cuando la requiere por la maniobra, nos sanciona y nos obliga a manejar. Pedimos una receta a nuestro sistema de salud por WhatsApp, o bien hacemos consultas o reclamos a empresas y hasta algunos municipios, y nos responde un sistema automatizado, ídem en los asistentes en los sitios web. Los electrodomésticos más tecnificados pueden hoy conectarnos a internet, si se lo pedimos. Lo que no vemos, pero ya ocurre, es que hoy un almacén robotizado opera hace tiempo en empresas como Amazon con el uso de robots con movilidad que permite, sin asistencia humana, ubicar o bajar las diferentes unidades del inventario, acomodarlas. El caos organizado de Amazon se basa en la premisa de que no necesitas tener todos los artículos similares juntos (no los organiza ni por categorías, ni marcas, ni etiquetas). La forma de almacenaje en Amazon es la misma que en Mercado Libre, todos los artículos se reparten en distintos sitios del almacén para que estén a la mano siempre. Lo que hace el robot es identificar cuál es la ubicación más cercana del artículo que se busca y llevárselo al personal. Este tipo de organización también significa que no te podés confundir al tomar los artículos pues los que están alrededor son completamente distintos; otra cosa es inventariarlos. A la hora de organizar los artículos, la norma que usan es tipo Tetris: “ocupar todos los espacios vacíos” que encuentran.

Según Amazon, en la gestión de almacenes convencional, un empleado puede llegar a caminar hasta 1,2 kilómetros al día (solo buscando los pedidos). Lo que hace posible que Amazon pueda organizar sus productos de esta manera es un potente software Quiet Logistics de etiquetado y geolocalización de cada producto para que la computadora sepa en todo momento dónde están sus productos y cuándo y a dónde se mueven a la hora de organizar los artículos.

En la Argentina ya contamos con un retail minorista de góndolas donde el consumidor tiene a disposición unidades de productos que al retirarlas de la góndola se cargan a su cuenta y se reponen desde un backend automatizado. Se trata de tiendas que tienen una superficie aproximadamente de cincuenta metros cuadrados de salón y otros tantos de depósito. “Allí se ofrece un surtido de 400/500 artículos (alimentos, bebidas, productos de limpieza y perfumería). Cada tienda tiene no menos de 40 cámaras y sensores de peso distribuidos en cada una de las góndolas. Esto está manejado por una plataforma virtual que administra el backend, es la parte del desarrollo web o de la app que se encarga de que toda la lógica de un sitio tenga un correcto funcionamiento de las tiendas, tiene control automatizado de inventarios, precios, promociones y vencimientos”.

Las tecnologías como las RFID permiten ubicar el inventario en forma geolocalizada dentro del almacén y esa información está registrada en el inventario del producto, permitiendo un traqueo de la cadena logística. Estas etiquetas que han ido reemplazando al código de barra para el escaneo del producto en sus versiones más básicas y que permiten conocer su ubicación en las más complejas tienen costos accesibles para los entes que precisan automatizar productos para bajar tiempos en la cadena logística. Las etiquetas RFID son unos dispositivos pequeños, similares a una pegatina, que pueden ser adheridas o incorporadas a un producto, un animal o una persona. Contienen antenas para permitirles recibir y responder a peticiones por radiofrecuencia desde un emisor-receptor RFID. Las etiquetas pasivas no necesitan alimentación eléctrica interna, mientras que las activas sí lo requieren.​ Una de las ventajas del uso de radiofrecuencia (en lugar, por ejemplo, de infrarrojos) es que no se requiere visión directa entre emisor y receptor. Dependiendo de las frecuencias utilizadas en los sistemas RFID, el coste, el alcance y las aplicaciones son diferentes. Los sistemas que emplean frecuencias bajas tienen igualmente costes bajos, pero también baja distancia de uso. Los que emplean frecuencias más altas proporcionan distancias mayores de lectura y velocidades de lectura más rápidas. Así, las de baja frecuencia se utilizan comúnmente para la identificación de animales, seguimiento de barricas de cerveza, o como llave de automóviles con sistema antirrobo. En ocasiones, se insertan en pequeños chips en mascotas, para que puedan ser devueltas a su dueño en caso de pérdida. En los Estados Unidos se utilizan dos frecuencias para RFID: 125 kHz (el estándar original) y 134.5 kHz (el estándar internacional). En la Argentina también se utiliza la frecuencia de 125 kHz para las tarjetas plásticas de proximidad de baja frecuencia, aunque también se comercializan modelos de alta frecuencia de 13.56 MHz más versátiles, que permiten operaciones de lectura/escritura y realizar varias aplicaciones al mismo tiempo. Las etiquetas RFID de alta frecuencia se utilizan en bibliotecas y seguimiento de libros, seguimiento de palés, control de acceso en edificios, seguimiento de equipaje en aerolíneas, seguimiento de artículos de ropa y últimamente en pacientes de centros hospitalarios para hacer un seguimiento de su historia clínica. Un uso extendido de las etiquetas de alta frecuencia como identificación de acreditaciones, sustituyendo a las anteriores tarjetas de banda magnética. Solo es necesario acercar estas insignias a un lector para autenticar al portador.

Las etiquetas RFID de UHF se utilizan comúnmente de forma comercial en seguimiento de palés y envases, y seguimiento de camiones y remolques en envíos o en sistemas de distribución de uniformidad en hospitales HF (Asturias - España) o incluso en la ropa plana, siempre y cuando la etiqueta sea encapsulada en resina de epoxi, para mayor resistencia al proceso de calandrado y prenda de extracción de agua.

Una etiqueta RFID empleada para la recaudación con peaje electrónico. Las etiquetas RFID de microondas se utilizan en el control de acceso en vehículos de gama alta. Algunas autopistas, como, por ejemplo, el carril de telepeaje IAVE en las autopistas de CAPUFE en México, la FasTrak de California, el sistema I-Pass de Illinois, el telepeaje TAG en las autopistas urbanas en Santiago de Chile, la totalidad de las autopistas pagas argentinas y el E-Pass de Filipinas utilizan etiquetas RFID para la recaudación con peaje electrónico. Las tarjetas son leídas mientras los vehículos pasan; la información se utiliza para cobrar el peaje en una cuenta periódica o descontarla de una cuenta prepago. El sistema ayuda a disminuir el entorpecimiento del tráfico causado por las cabinas de peaje.

Todo lo expuesto anteriormente implica registros donde el humano participa solo cuando escanea un producto para su ingreso. Desde la emisión de una orden de compra, la factura que se recibe o se emite, la ubicación en el inventario y la logística si el producto es remitido al cliente, se hace de modo informático sin intervención de las personas. Esto se logra con sistemas cuya capacidad de tomar la información y transformarla en un registro se hace con lo que se conoce como parte de la inteligencia artificial.

 

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