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Errepar07/11/2022
En Argentina, se busca incentivar el uso de códigos QR interoperables en lugar del efectivo. Sus ventajas
A poco menos de un año de su lanzamiento, el sistema de pago de transferencias interoperables a través de teléfonos celulares con la lectura de códigos QR alcanzó en septiembre un nuevo récord.
La plena interoperabilidad del sistema de Transferencias 3.0, esto es, que una persona que tenga descargada en su celular una aplicación bancaria (MODO, BNA+, Cuenta DNI, BBVA Go, Galicia, Macro Santander u otra) o de una fintech (Mercado Pago, Ualá, Yacaré, Tap, entre otras) permite pagar en cualquier comercio con QR, sin importar la empresa que lo haya emitido, con acreditación inmediata y con la comisión más baja del mercado.
En números, los pagos con celulares a través de la lectura de códigos QR, de botones de pago o de terminales de cobro POS alcanzaron los 137,4 millones en septiembre, apenas un 18% menos que los 167,7 millones que se cursaron a través de tarjetas de débito y casi un 40% más que los 100,5 millones que se hicieron con tarjetas de crédito, según los últimos datos del Banco Central.
Si se mira en perspectiva, el crecimiento es aún mayor: en marzo de 2020, justo antes de la pandemia, las operaciones de este tipo no llegaban a los 20 millones y hoy son casi 140 millones, un crecimiento del 600% en sólo dos años y medio.
La fuerte adopción de teléfonos celulares, el avance en la digitalización de actividades cotidianas y el salto tecnológico del ecosistema de pagos de la mano de las fintech como de los bancos hicieron posible este cambio cultural que abarca a varias generaciones.
El primer día en vigencia del sistema registró un promedio de 22.586 operaciones, que pasó a 63.000 en los últimos días de marzo pasado, lo que significó un aumento de 178% en apenas cuatro meses. En abril se contabilizaron alrededor de 1,9 millones operaciones; 2 millones en mayo y en junio treparon a 2,3 millones.
Este tipo de pago creció más que el uso de tarjetas desde 2017 a la fecha, y que hoy es la modalidad de pago con transferencia que más crece.
Se estima que en Argentina hay más de 5 millones de pagadores únicos que usan la tecnología QR. Muchos de ellos estaban excluidos del sistema financiero tradicional.
En Argentina, la industria fintech busca incentivar el uso de códigos QR interoperables para digitalizar el dinero de uso cotidiano, agilizando los mecanismos de pago de forma inmediata, lo más parecido al efectivo.
Entre las ventajas que ofrece a los comercios se incluye la recepción del dinero en sus cuentas en menos de 15 segundos de forma irrevocable y con la comisión más baja del mercado (de 0,6 a 0,8%), lo que simplifica las operaciones y permite competir contra el efectivo que es la forma de pago más usada en el país, en cerca de 8 de cada 10 transacciones.
Además, significa una mejora rotunda respecto a que los que se hacen con tarjeta de débito, que se acreditan recién a las 24 horas, o a los con tarjeta de crédito, que lo hacen dependiendo del tamaño de la empresa que reciba el dinero, si es micro o pequeña será en 8 días, si es mediana en 10 y si es grande 18 días hábiles.
Si bien los pagos por grandes montos siguen siendo dominados por los plásticos, sobre todo a través de grandes compras presenciales y online o internacionales por la posibilidad de pagar en cuotas, los datos disponibles muestran que las personas son cada vez más adeptas a pagar con su celular en comercios de cercanía y por montos bajos.
Para el sector fintech, aún quedan grandes desafíos como la falta de educación financiera y las retenciones fiscales sobre los comercios -fundamentalmente de Ingresos Brutos y Ganancias- que hacen que los cargos para pagos con transferencias sean iguales a los de débito, que superan el 10% del pago que reciben.
Por eso, solicitan emular lo que hizo Brasil con PIX (esquema de pagos electrónicos que se lanzó hace dos años y que ya usan más del 70 % de los adultos de ese país), donde se bajaron radicalmente la carga impositiva sobre las transacciones más chicas porque fomentar la digitalización.