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Erreius19/05/2023
Marco Rossi y Franco J. Orellana nos invitan a involucrarnos en la prevención de amenazas y la protección de datos e información
Abogados. Especialistas en IA, Innovación y Transformación Digital
La ciberseguridad ha surgido como un componente vital de nuestra seguridad general. A medida que nuestras vidas se vuelven cada vez más digitalizadas y atravesadas por Tecnologías de la Información y Comunicación, la protección de nuestra información y nuestros sistemas tecnológicos se ha convertido en una necesidad urgente. Este nuevo desafío de seguridad requiere de nosotros para prever y evitar riesgos en el ciberespacio, similar a como lo hacemos en el mundo físico.
Sin embargo, a medida que la innovación tecnológica avanza a un ritmo vertiginoso y los actores malintencionados se vuelven cada vez más sofisticados, mantenerse al día en ciberseguridad se convierte en un desafío constante. La ciberseguridad, en su esencia, es una extensión de nuestro concepto innato de seguridad al entorno digital, pero ha evolucionado hasta convertirse en una disciplina en sí misma, con su propia evaluación de seguridad de sistemas, diseño de protecciones, formación de personal y actuación forense.
En nuestra era digital, los datos se han convertido en el activo más valioso, y la ciberseguridad es esencial para proteger esta nueva forma de riqueza. Al igual que los piratas y corsarios de antaño, los piratas informáticos o hackers buscan debilitar, dañar o beneficiarse a expensas de otros. Pero la ciberseguridad no es solo una cuestión de protegerse de estos actores malintencionados, sino también una cuestión de ética y responsabilidad.
América Latina se encuentra en un momento crucial en términos de ciberseguridad. Como región, enfrentamos desafíos similares y presentamos oportunidades similares. Pero para aprovechar al máximo estas oportunidades, debemos estar preparados para actuar. La ciberseguridad no es solo un problema técnico, sino también legal y ético, y la abogacía tiene un papel fundamental que desempeñar en este espacio.
Este artículo explora la situación actual en Argentina, donde los ataques cibernéticos recientes han resaltado la necesidad de una mayor protección y conciencia.
La reciente interrupción del servicio en el Correo Argentino, que causó retrasos significativos y largas colas de personas esperando para cobrar asignaciones, el ataque a un proveedor tecnológico que produjo la caída de la carga de tarjetas de transporte público y permite realizar los descuentos de obras sociales en farmacias son algunos ejemplos recientes y concretos de cómo la ciberseguridad puede afectar a las personas comunes en su vida cotidiana.
Este incidente subraya la importancia de fortalecer nuestra infraestructura digital y garantizar que nuestras instituciones estén preparadas para mitigar y responder a estos ataques.
Los abogados, equipados con su comprensión única de la ley, la ética y la justicia, pueden contribuir significativamente a la creación de mecanismos de protección efectivos que permitan a nuestra sociedad digital florecer de manera segura y justa. No solo deben estar preparados para responder a los incidentes cuando ocurren, sino que también deben estar activamente involucrados en la prevención de amenazas y la protección de datos e información.
Aunque este artículo no proporciona toda la información que se debe conocer desde la perspectiva legal para abordar la ciberseguridad, ciertamente esperamos que sirva como punto de partida para comenzar a pensar en nuestro papel en la seguridad en la era de la información.
A medida que avanzamos hacia un futuro que cada vez se parece más a una película de ciencia ficción, la importancia de la ciberseguridad se vuelve cada vez más evidente. No es solo una cuestión de mantener seguros nuestros sistemas y datos, sino también de garantizar que nuestras sociedades puedan prosperar en un entorno digital cada vez más interconectado. Y para lograrlo, necesitamos pensar en cómo evolucionar nuestras estructuras actuales y hacerlas funcionar de manera eficaz y segura, siempre teniendo en cuenta la pregunta clave: ¿Qué necesitamos para poder vivir en paz en esta era digital?