La amenaza de la inflación para la solvencia de la empresa

Errepar30/08/2023

Carlos Ferro evalúa posibles variables para atravesar este proceso de alza y devaluación de consecuencias para la estabilidad de la compañía

I - Sumario

El siguiente trabajo propone evaluar posibles variables que permitan atravesar una dinámica inflacionaria y devaluatoria de consecuencias imprevisibles para la estabilidad de la empresa. La única seguridad en estos entornos aleatorios es que en algún momento la distorsión de precios y destrucción de la riqueza, propia de cierta mala praxis económica, terminará… ¿Cuándo? No se sabe con seguridad. La postura es asegurar liquidez para no perder el rumbo y mantenerse a flote hasta que la tormenta económica amaine.

El abordaje que se propone en estas líneas implica un escenario global de trombosis financiera con factores externos e internos superpuestos: crisis de deuda, recesión, pérdida generalizada de la actividad económica, crisis alimentaria y una inflación que distorsiona no solo variables económicas sino hábitos de productores y consumidores. Se atraviesa así un cambio de ciclo que aumenta las vulnerabilidades de las empresas y las expone a diversos riesgos, en especial, la insolvencia.

Sucede con este fenómeno económico que de dar tantas vueltas a los argumentos que le dan origen se acaba olvidando de qué se está hablando. No se debe subestimar la incertidumbre a la hora de crear previsiones, ni sobreestimar el escenario dejando de lado todo análisis posible. La inflación complica la lectura de las cifras, por lo cual llevarse solo por la intuición para decidir puede comprometer seriamente el patrimonio. Este es el punto de inflexión.

La insolvencia resulta en muchas ocasiones de la omisión, postergación o ejecución equivocada de decisiones que no interpretan adecuadamente el entorno en el que se desenvuelve la empresa. Interesa resaltar esta perspectiva porque cuando la espiral inflacionaria se acelera, la economía sufre y se distorsionan todas las variables.

Los palos más rectos al ser sumergidos en el agua causan a quien los ve la impresión de ser curvos o quebrados. Lo mismo ocurre en contextos inflacionarios. Importa para la empresa no solo lo que se observa, sino cómo lo observa, pues la percepción anda ciega para concebir la realidad económica y suelen cometerse errores que terminan afectando la solvencia.

II - Tiempos inflacionarios

La esencia de la economía es su mutabilidad. Un dólar más fuerte hace que deudas de gobiernos y empresas de los mercados emergentes contraídas en dólares estadounidenses se transformen y sean más caras de pagar. El récord de deuda pública marcó otro hito en el 2022. Este es un dato que se debe observar porque los signos de tensión están muy extendidos. Para el caso, Argentina aumentó otro 20% y deberá en el 2025, según proyecciones, más de U$S 8.000 per cápita.

La deuda pública mundial aumentó un 7,6% en 2022, con Estados Unidos como responsable de más de la mitad del incremento. En 2025, los gobiernos de todo el mundo tendrán que gastar 2,8 billones de dólares en intereses, más del doble que en 2022. Esto repercute sin dudas en cualquier proyección inflacionaria y, por consiguiente, en toda planificación de la empresa.

¿Cuál es el contexto al que se enfrentan las empresas ante una crisis de deuda soberana u otros fenómenos económicos graves como la inflación? Las condiciones financieras están actuando como un obstáculo para toda proyección empresarial afectando la solvencia. A medida que las monedas pierden valor, aumentan las tasas de inflación. El dinero que los países de mercados emergentes tomaron prestado a tasas de interés “bajas” en dólares estadounidenses se convierte en una montaña creciente de deuda y en una bomba de tiempo que obliga a gestionar al borde del abismo.

La dinámica inflacionaria provoca que las subidas de precios se trasladen a los salarios. Las empresas a su vez tienen que volver a subir precios para repercutir la subida de costos. Por su parte, los consumidores tienen capacidad para absorber estas subidas de precios, porque les han subido el sueldo y optan por adelantar las compras de productos de primera necesidad. Esto explica no solo la resistencia de los precios a bajar, sino algunos conceptos que usan los responsables de la política monetaria, como el anclaje de expectativas.

Es necesario que se observe el desenvolvimiento de la economía en el día a día, pero sin sufrir parálisis de decisión. Si el Estado se queda sin financiamiento, las empresas también. El estatismo sucumbe cuando el Estado ya no puede financiar a nadie y su onda expansiva alcanza a todos con diversos grados de daños. Sin dudas la restricción crediticia corre en todas las direcciones porque el escenario de crisis es dinámico, no estático. De las decisiones empresariales que se tomen depende que la exposición sea mayor o menor a la implosión que se producirá de un momento a otro.

En Sudamérica la coyuntura inflacionaria se profundiza. Para el caso, en Chile, con una inflación del 11,32% anual, el desempeño de las empresas no es óptimo. Las ventas disminuyen y los costos son altos. Esto se advierte en la cantidad de ciudadanos de ese país que cruza la frontera hacia Argentina para comprar productos por tres veces menos del valor. Como respuesta, las empresas en Chile comienzan a realizar ajustes a medida que las ventas se deterioran. Brasil, por su parte, con una inflación del 4,65% anual, advierte que el descenso de la inflación será moderado en los próximos meses. Los responsables de las políticas monetarias en ese país no están dando muestras de pretender bajar las tasas de interés.

La lectura de la situación depende en buena medida del orden de los factores. En el enfoque propuesto destaca un aspecto psicológico no menor y es que la gente se acostumbró a vivir con inflación alta. Argentina, con una inflación anual del 102,5%, está en el puesto 112 en calidad institucional, el 69 en gestión, con un 8,1% de su población en la indigencia y, luego de haber perdido 25 destinos de exportación, proyecta una inflación anual superior del 130%. Esa resignación es caldo de cultivo para que la dinámica inflacionaria siga su curso sin límites.

La inflación es un territorio hostil para consumidores y empresas, porque comienza a integrarse en la fijación de precios y salarios. Los consumidores están aceptando precios más altos, lo que lleva a muchas empresas a aumentar precios más rápido que los costos y los empleados a exigir mejores sueldos. En síntesis, distintas formas de convivir con la distorsión de precios que la inflación plantea. Se vuelve necesario ser precavidos cuando el futuro es incierto, porque los enfoques tradicionales de planificación pueden ser peligrosos.


Además:

  • III - Punto de partida: asimilar los factores de inflación

  • IV - La falta de disposición para afrontar las realidades potencia la insolvencia

  • V - Comentarios finales


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